Pues, por qué no, el otoño también tiene su encanto. Seguro que hasta lo habéis echado de menos un poco. Las tardes de lluvia, respirar aire fresco, saltar en los charcos... Y nada más típico para ésos días de otoño que una gabardina. Pero de las bonitas, de las que estilizan la figura, de las que tienen cuerpo, de las que tapan lo justo y necesario, de las de siempre... Aquí mi propuesta en beige. Mañana os muestro la negra.